Monday, September 26, 2005

Pensar Global, Actuar Local.

Pensar Global, Actuar Local.

La frase “ la historia vuelve a repetirse” vale para el tango. Para la sociología, la época en que vivimos tiene características completamente inéditas respecto de sus antecesoras. Las diferencias no solo están dadas en los extraordinarios niveles alcanzados por el comercio mundial y los amplios márgenes que alcanzan los bienes y servicios, sino en el nivel de los flujos financieros y de capitales.

La revolución tecnológica iniciada en Silicon Valley a mediados de la década del 70 posibilitó la creación de una nueva economía electrónica global en la que gestores de bancos, fondos, empresas, o individuos privados, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo al otro solamente con un click en su computador.

Los efectos son conocidos, una transferencia de capitales puede desestabilizar la economía de un país o una región; conflictos en el medio Oriente, o un proceso de desarrollo en China tienen un reflejo casi inmediato en nuestra economía. Sin embargo entender el fenómeno solo en su aspecto económico sería una limitación, lo que conocemos como globalización hoy en día es un fenómeno tecnológico, cultural, político, y económico.

Sus críticos ven en ella un nuevo proceso de colonización por parte de las empresas multinacionales a través del cual se establece la creación de un mundo de ganadores y perdedores, la pérdida de identidades culturales regionales, una aceleración de las desigualdades y un empeoramiento de la suerte de los marginados. Resaltan los aspectos mas negativos de ella como por ejemplo la ex-crisis asiática. Los temores de este sector están avalados por dramáticas estadísticas que atestiguan las pérdidas de ingresos e oportunidades de los mas desamparados. La porción de renta global de la quinta parte mas pobre de la población mundial se ha reducido del 2,3% al 1,4 % entre 1989 y 1998. La proporción que se lleva la parte mas rica en cambio ha aumentado. En el Africa subsahariana 20 países tienen menor renta per cápita en términos reales que a finales de los años 70.

Sus defensores valoran entre otras razones, la creación de nuevas zonas económicas y culturales como Hong Kong, Shangai, Singapur, India, Barcelona, el Norte Italiano, y el dinamismo del desarrollo tecnológico. En la batalla de las estadísticas señalan que si bien en 1950 casi dos tercios de la población en los países subdesarrollados vivía en grados de pobreza, en el año 2000 la cifra alcanzaba alrededor del 13 %. Un tercio de este retroceso (avance habría que decir ) se alcanzó en las dos últimas décadas, en una época que muchos describen como Globalización. En términos absolutos presentan las cifras señalando que si en 1950 1.200 millones de personas vivían en la pobreza, en el 2000 eran 650 millones a pesar de haberse duplicado el crecimiento demográfico en el planeta.

Los economistas resaltan el progreso dispar del desarrollo de la lucha contra la pobreza, que condiciona el agravamiento de la situación de muchos países africanos en circunstancias que el nivel de vida de muchas personas en China e India se ha mejorado notablemente. Ya nadie parece discutir hoy en día que la clave del éxito para la lucha contra la pobreza está en el crecimiento económico.

Hay quienes advierten una paulatina diversificación en el proceso de globalización y se refieren a una “colonización a la inversa “, de los que destacan entre muchos la emergencia de un sector de alta tecnología en India, la industria de software en México, la venta de programas brasileños de TV a Portugal o Rusia, la latinización de Los Angeles, etc. El caso de India es emblemático. Según analistas de la casa Goldman Sachs a mediados de los años ochenta habían en la India 6800 especialistas en las ramas de software y servicios, hoy 650.000 y se esperan dos millones en la próxima década. No son especialistas cesantes, son los que cubren las necesidades de las multinacionales en el área IT durante el traslado de estas tareas a zonas mas baratas y con legislaciones laborales mas débiles.
La cifra de negocios en la Tecnologías de la Información se duplicó en India del año 2000 hasta ahora. Actualmente alcanza alrededor de los 17 mil millones de dólares. El mercado ha tenido un crecimiento rasante.

El debate sobre el tema es muy amplio, seguramente como en las tragedias griegas ambas partes tienen razón, lo único que parece carecer de sentido es ignorar el fenómeno. Al fin y al cabo al antiguo campo socialista que hasta los años 70 tenía niveles de crecimiento comparables a Occidente, desapareció del mapa debido a su incapacidad de adaptarse a los nuevos tiempos. La globalización no es una opción, es un destino.

Valparaíso, tampoco ha salido sin heridas de todo este proceso. La cesantía está de momento entre las mas altas del país. No es solamente el éxodo de la industria porteña en el tiempo de la dictadura sino la incapacidad o simplemente la ineptitud de sus dirigentes para haber comprendido las perspectivas del desarrollo tecnológico lo que ha puesto en dudas la vocación de la ciudad para liderar su condición de primer puerto del país. La imprevisión, sumado a una administración catastrófica llevó a la ciudad por muchos años a grados de postración de los que le ha sido difícil remontar.

No hay que ser adivino para prever que la tecnología seguirá su desarrollo, una sociedad que pretende ser competitiva no puede renunciar a ella y eso significará nuevas disminuciones de las plazas de trabajo. No hay que engañarse a sí mismo, una lucha exitosa contra la cesantía debe ser redoblada en esfuerzos, recursos, pero por sobre todo correctamente orientada.

No somos la única ciudad donde el desarrollo tecnológico eliminó millares de puestos de trabajo. En otros lugares el desafío estuvo y está en crear nuevas oportunidades laborales en las tecnologías emergentes. El impulso de las comunicaciones, la informática, los servicios, la agronomía, el comercio exterior, la ecología, la bioagricultura, la biogenética, la nanoteconología, la forestación, la ingeniería en alimentos, el cuidado del medio ambiente, etc, se escriben hoy con mayúscula en tales sociedades. Algunos países han prácticamente doblado sus presupuestos para Innovación e Investigación.
Nuestra región debiera orientarse por estos ejemplos, buscar sus aplicaciones de acuerdo a nuestras condiciones y trabajar con el criterio de que la creación de puestos de trabajo, no debiera entenderse como la tarea del gobierno sino de la empresa privada. La tarea del gobierno debe ser la de crear los marcos económicos y estructurales que estimulen la inversión. No sería comprensible hiperdimensionar el Estado creando plazas de trabajo a la clientela política, los resultados de tal política están por lo menos a la vista en nuestro Municipio.

Nosotros somos la primera generación que vive en este nuevo orden mundial que hasta ahora todavía emerge de una forma algo anárquica. No tiene formas definidas, ni instituciones rectoras, y eso nos da la sensación de inseguridad e indefensión. Pareciera que las formas tradicionales de los estados, la clase política, perdieran influencia y estuvieran prácticamente a merced de las grandes empresas.
Este carácter de pioneros nos exige echar a volar muy alto la imaginación y la audacia en una reflexión compartida. Hay que precisar aún mas las potencialidades de la región para insertarse en este mundo nuevo, aunar voluntades, estimular las ideas nuevas, evaluar las existentes, parece ser imprescindible que enfrentemos el problema resueltamente si no queremos dejar una pesada herencia a nuestros hijos. Hasta ahora las recetas no existen, pero sí los fundamentos para una política más exitosa: Eficiencia, probidad, disciplina laboral, know how, espíritu de equipo, solidaridad, rechazo al catastrofismo, rechazo a la política de negarlo todo, a la política de oponerse a todo para privilegiar una cultura del miedo.

Un best seller de los años 70, El Desafío Mundial, profetizaba el agotamiento de las fuentes energéticas ( petróleo ) en 30 años. Profecía incumplida, se encontraron y desarrollaron nuevas formas de producción y ahorro energéticos, las nuevas proyecciones hablan del agotamiento en las próximos 4 décadas. Es solo un ejemplo que muestra la capacidad de reacción social y que el desarrollo no significa necesariamente un destino fatal. En lo referido a los recursos naturales, algunos de ellos tienen una relación simbiótica con el desarrollo. Yacimientos petrolíficos o de gas natural por ejemplo, sin desarrollo no son mas que curiosidades geológicas. A su vez desarrollo sin energía, será una montaña de fierro oxidado. Hay que atreverse a proponer soluciones, no basta decir lo que no nos gusta, es necesario decir claramente lo que queremos.

La democracia ha abierto perspectivas para la ciudad, su condición de Patrimonio Histórico y las remodelaciones urbanas como el proyecto Bordemar se avizoran como determinantes para su despegue. Son desafíos que exigen la participación del conjunto ciudadano y hay que entenderlos como una oportunidad. La autoridad debe integrar la potencialidad ciudadana, robustecer su participación, eliminar todo síndrome de secretismo, abrir las puertas a la discusión y a las propuestas de todos los actores y todos los interesados, la ciudad no debe manejarse como a una empresa.

Importantes inversiones en infraestructura de gobierno y privados se orientan a preservar el carácter de Valparaíso como ciudad puerto, sin embargo paralelamente coexisten con él entre otras la ciudad Universitaria, la ciudad Legislativa, la ciudad Turística.
Las nominaciones de Capital Cultural del país, de Patrimonio Histórico de la Humanidad, el esfuerzo por establecer un Polo Tecnológico en la región configuran una identidad multifacética con indudables proyecciones en el campo de la investigación científica, en el desarrollo cultural, la economía y el desarrollo del turismo.
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Para este aporte, nace la Casa Quintil, para cooperar con otras iniciativas ciudadanas existentes, para convertirse en un amplio referente cultural de Valparaíso entendido como un grupo de trabajo pluralista, democrático unido en la disposición de elaborar propuestas para los desafíos porteños que presentan los elementos constitutivos de su identidad.

Aspiramos a formar equipos de trabajo con todos los interesados en participar: profesionales, artistas, empleados, trabajadores, deportistas, estudiantes, etc. Para todo el mundo tenemos un espacio para la discusión y aporte. No obstante no somos fumadores de opio, queremos que de la discusión salgan propuestas concretas para realizar con o sin la autoridad . No nos entendemos como alternativa a nadie, ni a partidos políticos, ni a otras iniciativas ciudadanas, no tenemos a priori una opinión corporativa, aspiramos a que nuestros miembros y equipos trabajen y se expresen independientemente de estructuras dirigentes. Nos proponemos realizar a contar de la primavera, conferencias, seminarios, recitales, cursos, charlas, trabajos voluntarios, en fin muchas tareas, algunas muy ambiciosas y que podrán ejecutarse solo si encontramos resonancia en nuestra comunidad. Entonces, bienvenidos a la Casa Quintil. ¡


Patricio Muñoz González

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