Monday, October 31, 2005

Un retoque a la historia (cuento cortito)

Hay que salvar de una vez por todas el buen nombre de nuestro insigne buque escuela.
Hay más cosas que deben ser sustentables (me gusta la palabrita) en la región, y eso es por encima de todo, el honor de nuestra armada, dijo el capitán.
¿Qué se cometieron golpizas y violaciones a mujeres? Bueno, que disculpen las señoras y señoritas; exceso de celo, ya se sabe.
¿Qué se torturó hasta la muerte a algunos? Bueno, que disculpen también, por ahí a alguien se le pasó la mano.
¿Qué los delitos ocurridos dentro califican de crímenes de lesa humanidad? Ya po, que disculpen y que estiren sus cinco, para qué vamos a hacer tanto escándalo. Para qué mantener resentimiento. ¿Adónde nos va a llevar eso?
Y el capitán se mandó un trago largo de su cachaza.

¡¡Un acto de desagravio!! ¿Qué les parece, un acto de desagravio? dijo el “Orwell” del equipo, el maquillador de turno de la historia, el más culto.

¿Tenemos altura, no? Tenemos nuestro poder Cagaos, pero nunca tanto. Además, hasta familiares y conocidos de esos comunistas se están aburriendo de la historia de las vidas perdidas, de las torturas, los sueños rotos, los destinos permutados, las violaciones a los derechos humanos y esas vainas. Y no hablemos de la falta de justicia, lo de la impunidad y blá, blá. Ya no los apoya ni el gato. Con un acto en que se reconozca que unos cuantos marinos, claro, no la armada, tuvo una responsabilidad en eso y pide disculpas; pucha, quedamos como príncipes.

Cierto, contestó el asistente del “Orwell”, ya un poco entonado por su tercera caipiriña, mientras miraba fijamente hacia una mosca en la pared.
Un acto de desagravio que convenza a unos cuantos será suficiente. Unos discursitos de cada lado –algún chaparrón nos llegará, seguro- unos apretones de mano y si nos apuran, unos abrazos también, unas lágrimas guachas por ahí, y tan amigos como siempre.

Muy buena idea, dijo el capitán, hay que trabajar eso, un acto así nos ayudará a cambiar la cara. Reconocemos algunas violaciones a los derechos humanos y así habremos cumplido.
Se terminó la cachaza y se fue satisfecho.

El “Orwell” sonreía mientras pensaba:
Un acto de desagravio ayudaría a retocar la memoria, a disfrazar la historia. No fue tan terrible, dirán con el tiempo; y las víctimas, los afectados, que no quieren mover el pasado y están solos, cuando desaparezcan, ya los nietos no van a estar ni ahí. La historia se habrá desdibujado entre eufemismos acomodaticios y una desidia bien consolidada. Buena manera de que pasemos piola.
Cuando el pasado irrita, excita u ofende, como dijo Kundera por ahí, hay que destruirlo o retocarlo.
Se dice bien:si manejas el pasado, manejas el presente y el futuro.

“Todo se desvanecía en la niebla. El pasado estaba borrado. Se había olvidado el acto mismo de borrar, y la mentira se convertía en verdad”

Dijo el “Orwell” a su asistente que lo miró con su cara de borracho desconcertado.
Estaba saboreando unas frases de “1984”. No hubo delitos de lesa humanidad, solo fueron ofensas que se arreglan con un acto de desagravio y eso se ajusta a todas las”ofensas” a lo largo del país.

¡A sus órdenes, señor!, dijo el asistente y se le cayó la cabeza sobre la mesa.

Mariana Vega

2 Comments:

At 4:01 PM, Anonymous Anonymous said...

horrible, amigo, mio, horrible... este tipo de cuentos es mas cercano a los desvarios de una edad que ya no pega con la funcion de un mundo ecletico... en fin surte de todas maneras.

 
At 11:04 AM, Anonymous Anonymous said...

Excelente Mariana, muy bien logrado,asi es la historia
la escriben los patanes que aplastan con su falta de humanidad la verdad

 

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